viernes, 30 de mayo de 2014

Discapacitados

Uno es muy llorón.  La mayoría de nosotros nos la pasamos renegando por esto o por aquello. Nunca estamos contentos con nada, siempre bajo la premisa de que la vida debe premiarnos ¿realmente hemos hecho meritos para demandarle algo a la misma con semejante insolencia?

Llevamos a cuestas altas dosis de ingratitud, y nuestro estado de mártires primero, elimina la gratitud y segundo nos amarga la existencia, no dejándonos  disfrutar de las minucias de la vida.  Vamos por ahí, dándonos tintes de discapacitados, aunque satisfacemos, sin problema alguno, todos los niveles que plánteó Maslow con su pirámide. 

Es entonces cuando la palara discapacitados para personas sordas, ciegas, mudas, etc. pierde sentido  ¿Discapacitados contra quien o en relación a que?  ¿Si nosotros contamos con todos los sentidos y muchas veces no somos capaces de realizar algo, no se nos podría tildar igualmente como discapacitados?

No me imagino como a uno se le podría derrumbar el mundo si perdiera un sentido como el habla, el oído o la vista; sin embargo, hay personas como los sordociegos que llevan una vida completamente normal y no van quejándose por ahí de su existencia y lo "desgraciada" que se podría considerar la misma.

Una vez fui a un evento en la Biblioteca Luis Angel Arango, que consiste en (imagino que todavía lo realizan) leerle a un grupo de ciegos.  Ese día se estaban leyendo un conjunto de leyendas y a muchos de los ciegos, cuando les mencionaban un puma, por ejemplo, no sabían como era, así que a través de una figura en barro y por medio del tacto y la narración se podían hacer una  idea mental de las características físicas del animal. 

A mí, por ejemplo, me aterra pensar perder la visión, pues significaría entre otras muchas cosas, no volver a leer.  El hecho de no poder leer, para mí, sería  una especie de muerte en vida. Así lo concibe uno en su pequeño cerebro, mente e imaginación.Los sordociegos, en cambio, no se quedan en ese lamento eterno, y en medio de su desventaja le sacan partido a la vida, en gran parte solo mediante el tacto y un método de comunicación que se llama dactilológico.

A la larga creo que todos somos iguales, y en el orden de ideas expuesto, también discapacitados.