Ayer, mientras caminaba de vuelta a mí casa, pasé por una construcción de un edificio. Como siempre, esos lugares suelen contar con una especie de estructura (vaya usted a saber cual es el nombre técnico), que se ubica siempre al exterior de la obra y esta hecha de madera. Me imagino que es ahí donde los arquitectos e ingenieros que dirigen la obra, planean los pasos a seguir y tienen grandes e importantes reuniones donde, como en la mayoría de los trabajos, solo se pierde el tiempo, en medio de una competencia de egos.
Cuando era pequeño, debía tener unos 8 años, recuerdo que cerca a mi edificio había una construcción, que tenía el el mismo tipo de "casa en madera", por llamarla de alguna forma. Siempre me gustaba pasar por debajo y aspirar muy fuerte. No sé porque me gustaba tanto el olor que desprendía ese lugar, que era una mezcla de humedad y madera, y el cual no se podía identificar exactamente.
Quien sabe que tipo de recuerdos y sensaciones me evocaba en ese momento ese olor, y no sé si a tan corta edad, uno pueda hablar sobre evocar. De pronto venimos con mucha información al mundo, que acompaña todas nuestras experiencias, y de la cual no somos conscientes.
Ayer, cuando pase por la construcción y justo por debajo de la "casa en madera", aspire fuertemente pero no me olio a nada en particular. Extrañé en ese momento ese olor de mi infancia, y por eso decidí escribir esto.