viernes, 16 de junio de 2017

Convertirnos en personaje

Quizá nos iría mejor como personajes de una novela.  Como a veces tenemos ínfulas de importantes, lo mejor sería ser protagonistas, pero yo me contentaría con un papel secundario, uno de esos que cumple un papel específico en la trama de la historia, aparece estratégicamente en ciertos capítulos, le asignan un par de diálogos y de resto se queda en la sombra.

A la pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre la ficción y la realidad?, Tom Clancy respondió: "La ficción tiene que tener sentido", es decir, que  todas las piezas de la historia deben acoplarse perfectamente, porque si no llega ese ser, el lector,  que juzga y  le molesta que la historia tenga asuntos no resueltos de los que se encariño  por X o  Y motivo.

Como personaje uno viviría tranquilo. Sí, nos repetiríamos eternamente, pues la historia siempre sería la misma, lo cuál no tiene mucha diferencia con nuestras rutinas, pero nuestras acciones y sucesos de vida diarios estarían acompañados de motivos identificables y todo, con el favor de nuestro escritor, funcionaria casi tan perfecto como un reloj que siempre da la hora exacta.

Si eso llegara a pasar, si de repente alguien nos escribe y nos convertimos en un personaje, el que sea: protagonista, antagonista, secundario, etc. y tenemos suerte de no caer en manos de un Woody Allen, es muy poco probable que nuestra causa de muerte se deba a una persona que intentaba suicidarse y que, sin lograr su cometido, nos cae encima.