jueves, 22 de marzo de 2018

Estar

El verbo cuenta con la medio pendejadita de 28 definiciones de todos los sabores: pronominal, transitivo, copulativo, entre otros. 

Si nos fijamos bien estar está, valga la redundancia, en todo lado, y abarca nuestra vida de punta a punta, pues somos producto y emprendemos este extraño viaje porque alguien “estuvo” con alguien, de ahí, supongo, su carácter copulativo. También, cuando se acerca nuestro final podemos recurrir a la expresión: “estarse muriendo”. 

Va de la mano con el dinero, esa otra variable que se nos cruza hasta en la sopa, ¿cómo?, pongamos el mismo ejemplo que nos da la RAE: “A cuánto están las patatas?”, ahora bien, cambie la palabra patatas por la que usted desee, estimado lector. 

También para lo que somos o no somos, o al oficio al que nos dedicamos: Estar de ingeniero, de doctor, de escritor, de vendedor de patatas, o bien, estar de vago. 

Se encuentra uno entonces con lugares extraños como la “Sala de estar”, pues su nombre de cierta forma indica que, si no nos encontramos en ese espacio, no podríamos estar, pues es la sala quién nos otorga ese privilegio, y ¿si no estamos en una sala de estar en dónde carajos estamos o, más bien, ¿qué somos?, dilemas de la existencia que uno se encuentra por ahí. 

Lo bueno es que todos estamos de algo o en algún lugar. Me gusta eso, que no es un verbo excluyente, sino que nos deja en igualdad de condiciones, una de esas escasas pruebas que evidencia que, a pesar de las diferencias de raza, cultura, billete, estudio, etc. que nos empeñamos en resaltar, nos parecemos a cualquier persona más de lo que creemos duélale a quien le duela. 

Para estar solo hay que llegar, y a veces uno llega a lugares o se encuentra inmerso en diferentes situaciones sin ni siquiera desplazarse. Entonces, ¿para qué enredarnos la cabeza pensando si estamos en el lugar indicado, o si estamos haciendo o no lo que “deberíamos” hacer? ¿Qué tal si, como me dijo una mujer hace poco, uno está dónde tiene que estar y ya, así, sin más ni más; sin necesidad de reventarnos la cabeza al intentar encontrar una razón para justificar nuestro estar en el mundo?