domingo, 9 de febrero de 2020

Extinguirse

Hoy desperté con unas ganas particulares de extinguirme: dolor de cabeza. Al poco tiempo de deambular en el territorio de la vigilia, la sensación mermó pero, como un recuerdo impreciso, seguía latente. Decidí ignorar el asunto, me fui a preparar el desayuno, pancakes para el alma, y luego buscar algo para ver en Netflix.

Estoy viendo más de 3 series en esa plataforma, pero ninguna ha logrado engancharme, así que emprendí la tarea de buscar otra y apareció el documental “Pandemia”, que aplicaba para la sensación de extinción que había experimentado. Me enrollé en las cobijas, di media vuelta, adoptando una posición que seguro es perjudicial para la columna, y le di play

Luego de 15 minutos de estar viendo el programa mi interés por el documental se extinguió y lo dejé de ver preguntándome: ¿cómo los berracos de Netflix sacaron ese documental preciso cuando esta sucediendo lo del Corona Virus?

Decidí entonces ponerme a leer, y continué con la lectura de los diarios de John Cheever. Recordé que el autor habla en una de las entradas sobre los principios de la autodestrucción, y que cuando esta entra en el corazón, lo hace del tamaño de un grano de arena, que puede venir en forma de dolor de cabeza, indigestión, o cualquier contratiempo pequeño como perder el bus o el tren, y que todo esto lleva a hacer algo tonto u obsceno, que hace que uno desee estar muerto al día siguiente.

Cuando uno comienza a rastrear de qué manera fue que se llegó a ese abismo, concluye Cheever, se da cuenta que todo comenzó del tamaño de un mísero grano de arena.