En
Japón van a abrir un hotel que será completamente atendido por humanoides. ¿Qué pasaría entonces si uno quiere quejarse
por algo? Protestar por el servicio al cliente, en ocasiones, resulta
liberador, pero dudo mucho que un robot repare en las quejas de un humano o,
mejor aún, se enganche en un alegato. En
pocas palabras se esfumaría el conflicto que siempre está inmerso en el
servicio al cliente. Todo sería perfecto a menos que a los robots
se les acaben las baterías o les entre algún virus ¡Que aburrición tan
gigante!
Hace
algún tiempo una empresa china enfrento a un ex campeón mundial de ping pong
contra un robot. Este no venció al
humano, sólo porque no estaba programado para actuar contra contingencias; cosas
cómo que la bola pegara en la malla o en un borde de la mesa.
Muchos
celebran esos grandes “avances” tecnológicos como grandes innovaciones mientras
olvidan que una de las premisas para innovar es hacer más con menos.
Para
mí esos robots tan inteligentes, sólo son una prueba que cada día perdemos
grandes porciones de humanidad, y que no estamos lejos de ese futuro
apocalíptico en el cual vamos a tener que luchar contra las máquinas más por nuestra
supervivencia que por nuestra supremacía.