lunes, 18 de mayo de 2015

"Dile a tú mamá si quieres"...

Eso le dijo un hombre a una mujer la semana pasada, mientras compraban un café.  Ella le preguntó que qué iba a hacer de puente, y el le respondió que se iba para una finca, que si se le medía.  Qué el viaje era un poco pesado porque se iban madrugados el sábado y se devolvían el martes, también en la madrugada. 

La mujer, de pelo negro largo y liso, gafas de marco grueso y negro y los labios pintados de rojo le respondió "si, de una".  El hombre, mientras sacaba la billetera para pagar, le pregunto " ¿Pero seguro? tienes que decirme ya para separarte un cupo".  Nunca supe si era un cupo en un carro o uno de un cuarto; tal vez era el primero, pues el hombre ya daba por hecho que dormiría con ella.

No se que cara o gesto le habrá hecho el hombre, que estaba de espaldas a mi, pues la mujer lo miro de forma extraña y esbozo una sonrisa, con la que me pareció que quería decirle "Se creyó de buenas".

El hombre entonces le dijo: "No, pues si quieres dile a tu mamá también, igual allá van a estar mis papás"; como si el simple hecho de tener a los papás cerca lo eximiera de intentar un acercamiento amoroso.

Reclamaron sus cafés y se fueron.   ¿Habrán viajado juntos? Nunca lo sabremos, puede ser que justo en este instante estén disfrutando de una última noche romántica antes de devolverse a la ciudad, o que el plan de conquista del hombre haya fracasado porque ella finalmente decidió no ir, y le toco pasar un fin de semana familiar con sus papás y tías; o si viajaron, pero en un acercamiento, luego de que intentó calentar el ambiente y la cabeza con unos tragos de aguardiente, ella le haya dicho que siempre lo ha visto como su amigo y que de ahí nunca pasará; o, en ultimas, que la mujer en un último momento decidió viajar no con su madre sino con su novio.

 ¿Cuantas decisiones importantes se tomarán en un puente, cuando la cabeza no está ocupada con el trabajo?