lunes, 17 de noviembre de 2014

Viejita Paranormal

Hace unos días una amiga me contó que forcejeó para entrar al transmilenio.  Cuando por fin logró ubicarse dentro del bus, una señora le dijo "¡huy! hasta que al fin se metió"  ella la miró y la primera respuesta que se le vino a la cabeza fue "Pues si todos vamos a caber en el infierno,  ¿Por qué aquí no?".

Un comentario profético, que si me lo hubieran hecho a mí, la verdad me habría incomodado.  Seguramente me habría imaginado que ella era un demonio enviado por el mismisimo diablo con la única misión de dañarle el caminao', ese día, a un par de humanos.

Después de que ella me contó eso me llegó a la mente un encuentro que tuve con  con una viejita hace muchos años.  Yo iba caminado por la calle y ví a lo lejos a esta mujer, que estaba sentada  sobre un muro en el andén del lado derecho.

Cuando faltaba poco para que la cruzara, la miré, como un estúpido, fijamente a los  ojos.  La viejita tenía un saco de lana rojo y una bolsa plástica en la mano.  Me dí cuenta que me iba a decir algo, "me pedirá plata" pensé, en cambio me lanzó una pregunta desconcertante:


"¿Por qué matan a las personas?"

Sus palabras fueron como un balazo directo a mi lengua porque me quedé completamente sin palabras, pero ella seguía mirándome fijamente, exigiéndome en silencio una respuesta.  Ya cuando la iba a dejar atrás se me ocurrió una de las respuestas más ridículas, creo yo, que le he dado a alguien en lo que llevo de vida:

"No sé, ¿Por malas?"

Después de que hablé sentí algo de miedo.  La viejita no dijo nada más, yo miré  hacia el frente y luego de unos 15 pasos, pensando que era algún ser de otra dimensión o mundo, volteé a mirar para atrás a ver si  había desaparecido o había tomado otro aspecto, pero no,  seguía ahí sentada como esperando obtener de otro transeúnte, una mejor respuesta a su pregunta.

Ahora me resulta obvio que la  pregunta que me lanzó carecía de contexto  ¿Cuáles Personas? ¿Qué habían hecho?  ¿Quíén las había matado?  Igual no me devolví a preguntarle mis dudas, no quería verla convertirse en algo o que me siguiera haciendo preguntas extrañas.

"Hay unas viejitas en la calle que
 se ven peligrosísimas."
- Ricardo Silva Romero, Relato de Navidad en la Gran Vía -