jueves, 22 de enero de 2015

Fuerte y Claro

Muchas veces no nos gusta hablar, no nos gusta expresar nuestras ideas, o lo que sentimos.  Creo que es justo en ese momento cuando comenzamos a aceptar muchas convenciones sociales, nuestro punto de vista comienza a ser borroso. Debemos saber que a pesar de que el mundo se nos venga encima, todo cae a nuestro alrededor, y  dejamos también que se derrumben nuestras ideas, eso en lo que tanto creemos, entonces sería prererible ser una especie de entes y no tenerlas.

 ¿Cómo saber si lo que pensamos puede resonar en otras personas, si lo encerramos en las profundidades del cerebro?  ¿Como pelear por eso que nos da identidad, si nos quedamos callados, incluso cuando sentimos que otros, de aposta o inconscientemente, nos arollan con sus palabras? Me parece aterrador bajar la cabeza, decir "Si señor" o "Si señora" y hacer como si nada pasa cuando no estamos de acuerdo con algo.

Lo malo del asunto de quedarse callado, es que todas esa situaciones, desde no pedir que le cambien su plato en un restaurante porque la carne esta vieja o fría, hasta dejar que otros tomen crédito por su trabajo, por poner un par de ejemplos cualquiera, las vamos almacenando y, creo yo, hacen parte de ese lugar del que se alimentan todas las emociones y sentimientos negativos, como tristeza, amargura, estrés, etc. 

El punto es que si no nos preocupamos en hablar fuerte y claro, en algún momento todos esos episodios de silencio no van a caber dentro de nosotros, y ninguna de las válvulas de escape que comúnmente utilizamos (trabajo, relaciones, sexo, trago, droga, religión, política, etc.) serán suficientes para aliviar nuestro dolor; de ahí de que ciertas personas cometan actos atroces.