viernes, 6 de septiembre de 2019

Mañana y noche

Mañana 

De camino a la oficina, entro a un café para comprar un capuchino. Janeth, una de las 2 baristas que atiende el lugar me saluda con una amplia sonrisa. Solo hay una clienta más en el local, que acaba de pedir un café y una torta de zanahoria. 

Luego de hacer el pedido tomo una revista de un revistero empotrado en la pared y empiezo a pasar sus hojas con desgano, solo para quemar tiempo. Caigo en un artículo que habla sobre los toderos y los especialistas; compara a Roger Federer con Tiger Woods, pues el artículo afirma que cada uno hace parte a uno de esos dos grupos. No sé quién corresponde a cuál, y me da una pereza infinita leer el artículo, que tiene varias páginas y al final hace referencia a un libro que explica esa teoría, es decir, en qué consiste pertenecer a un un grupo o al otro, y  sus respectivas ventajas y desventajas. 

Paso otro par de hojas y doy con un artículo que explica por qué, según un estudio de una universidad gringa, los Millenials tienen menos sexo; lo acompaña una foto de una pareja sentada en un sofa rojo que parece aburrida. Supongo que lucen así por la falta de sexo. 

En los parlantes del lugar, suena la canción Mr jones justo en el coro: “Mr Jones and me no se qué no se qué”, una canción que considero extraña, pues a veces me parece medianamente interesante y otras veces, como ahora, la detesto. 

La mujer recibe su café, mete la torta de zanahoria en su cartera y abandona el lugar. En ese momento me acerco al mostrador a recibir el mio, mientras Janeth me pregunta si le echa canela o algo por encima. Como siempre, le digo que nada. 

Cuando saco la plata para pagar llega otro cliente: “Buenos días Don Daniel, ¡le preparo su cafecito?, pregunta Janeth”, y el hombre solo asiente con la cabeza. 


Noche 

Entro a una librería a para dedicar unos minutos a perfeccionar el arte de hojear libros. También quemo tiempo porque espero a una persona. Ninguno de los libros me llama la atención. 

Dos hombres jóvenes hablan sobre Walter White, el personaje protagonista de Breaking Bad, y uno le cuenta al otro, con asombro, sobre el capítulo en el que su cuñado encuentra las iniciales W.W el libro de notas de su aprendiz que, luego, con la qyuda de White, se convence que hacen  referencia a Walt Whitman. “¿Si entiende?, ¿Walter White, Walt whitman?", le pregunta al hombre a su amigo, a quien parece no importarle el tema. 

Me acerco al lugar donde hablan, pero no veo ningún libro del poeta estadounidense. Justo en ese instante entra una mujer con su hija y pregunta por el libro “El poder del ahora, que alguna vez, hace muchos años y por recomendación de mi hermana, intenté leer, pero que me pareció extraño, me aburrió y lo abandoné después de leer solo un par de hojas. 

El celular vibra. Abandono la librería.