viernes, 9 de enero de 2015

Sandeces

La siguiente frase no es un gran descubrimiento: El mundo debería funcionar de manera diferente. Cualquier persona debería poder pronunciar cualquier tipo de sandez, mientras lo haga de forma sincera y sin ningun tipo de pretensión maliciosa.

Desafortunadamente no somos así, y no soportamos oir ideas que van en contra de eso en lo que tanto creemos.  De toda la cantidad de temas que podemos tener metidos en la cabeza, parece ser que el que más nos la raya es la Religión.

En Colombia, país en su mayoría católico, esto casi no importa, pues ser o no religioso es de poca importancia para la mayoría de las personas, y muy pocos son los que podrían considerarse devotos.  Pero quien sabe qué es lo que tiene el Islam, que lleva a las personas a morir en nombre de un Dios.

Algo realmente preocupante, porque de las religiones es la que crece con mayor rapidez en el mundo, y posiblemente en algún momento llegará a ser la religión con mas adeptos o adictos, pues cualquier religión a veces comparte las características de una droga.

Suponga entonces que usted inocentemente hace un comentario que un musulman considera una afrenta en contra de su Dios. Puede ser que en una de las loterías de la vida, uno se tope con un fundamentalista, como los terroristas de Francia, y lo agarren a bala solo por abrir la bocota.

A veces pienso que el mundo sería un mejor lugar sin ninguna religión, pues todas tienen un gran nivel de tostadez.  Una vez le expuse mi teoría a un antropólogo y me la refuto con unos argumentos super fuertes, en los que afirmaba que eso es un imposible, pues más o menos todo ese rollo de dioses, fe y religión, es algo con lo que nacemos o venimos preprogramados al mundo. 

Imagino entonces que ese momento de la vida en el que hacemos contacto con la religión, es como presionar una tecla que pone a compilar el código de un programa en nuestro cerebro, pero como siempre ocurre, algunas líneas de código quedaron mal, o se corrompieron.

 Así debe pasar con cualquier religión, donde ninguna pregona doctrinas relacionadas con asesinar, pero por alguna razón el código se daña y las personas deciden cometer actos atroces

Independiente del rollo de la religión y creencias personales, deberíamos estar en la capacidad de oir millones de sandeces, donde unas soportarán nuestra forma de ver la vida y otras irán en completa  contravía.  

En vez de recibir impactos de bala, debemos estar preparados para recibir disparos mentales provenientes de diferentes puntos de vista y, al final, apropiarnos de aquello que creamos nos sirve y desechar el resto sin darle tanta importancia.