lunes, 3 de agosto de 2020

Rompecabezas

De las definiciones de la palabra funcional a Hernández le gusta la que dice: “Dicho de una obra o de una técnica: Eficazmente adecuada a sus fines.” Hay veces, de acuerdo con esas palabras, que siente una persona funcional, que está adecuada a sus fines.  ¿Cuales?, imagina que son trabajar y sacar a su familia adelante. 

Hernández piensa todo esto mientras sumerge un trozo de pan en el chocolate. No sabe por qué el tiempo que se demora en desayunar, que no sobrepasa los 15 minutos, lo dedica a romperse la cabeza con ese tipo de pensamientos, si podría dedicarlo a pensar qué fue lo que vio la noche anterior en televisión, en Marcela, la de mercadeo de la empresa a la que todos le quieren caer, o simplemente en comer como un autómata programado solo para eso. 

Cuando saca el pan del chocolate y se lo lleva a la boca, una gota desobediente  sale volando y se estrella contra el piso; por poco le cae en el pantalón. 

Vuelve a su tema. Hay ocasiones en que siente que no entiende nada, cuál es el papel que juega en su vida y en la de los demás. Hay veces que Hernández cree que le dieron el libreto equivocado, y por eso siempre dice y hace lo que no debe ser. A eso quizá se debe que varias de  las entradas a las escenas de su vida siempre sean a destiempo. Estaría tranquilo si fuera bueno para improvisar, pero no es así y las palabras se le atoran en la garganta cada vez que lo intenta. 

En definitiva Hernández siente que es esa ficha, parte de un rompecabezas por terminar, que nadie sabe dónde va. Esa que queda relegada hasta el final, pues en medio del proceso intentaron ponerla a la fuerza en cualquier lado, que casara a las malas con cualquier otra, hasta que los bordes y las esquinas de su personalidad quedaron doblados. 

Igual Hernández sigue ahí, esperando ubicarse donde debe ser o a que lo ubiquen, y ojalá no sea a la brava. Se pregunta que pasará cuando el rompecabezas esté terminado, si lo irán a enmarcar o van a volver a echar las fichas en la caja.