lunes, 24 de febrero de 2020

Recuerdos a mano

Mariana y yo estamos en mi cuarto y nos besamos. No sé por qué llega ese recuerdo, de épocas de universidad, a mi mente, pero a él se le encadenan otros que no tienen nada que ver con ese momento. 

Recuerdo a C. un profesor de la universidad que dictaba una materia que se llamaba Sistemas Dinámicos y Mecánicos, como si las dos primeras palabras no fueran suficientes como para agregarle al nombre, a manera de apellido, la última esdrújula. 

Si no estoy mal a C. le pasó algo que marcó su vida: alguien muy cercano, su hija o esposa, murió de forma trágica. Lo recuerdo como un hombre de andar decidido, por no decir de afán; como si quisiera ganarle la carrera a la muerte, que siempre nos respira en la nuca. 

Escribo estas palabras a mano y recuerdo lo que me dijo Alice Zeniter, escritora francesa, luego de firmarme su novela El Arte de Perder con una letra estilizada y muy elegante. Le pregunté si solía escribir a mano y me respondió que sí, que así suele hacerlo cuando escribe sus novelas y que luego todo lo pasa a limpio al computador; solo un decir, pienso, pues nada más limpio, a pesar de lo crudo, que ese primer borrador a mano.