Cuando voy caminando por la calle a veces veo, por lo general en las esquinas, a un grupo de hombres con cascos de la empresa de teléfonos, que tienen destapada alguna caja. Uno de estos suele sostener un aparato que conecta a esa maraña de cables, que al parecer le da lecturas de algo.
Mientras tanto los otros hombres revolotean a su lado, pues parece que el que lleva el aparato simplemente por tenerlo en sus manos y dictar las medidas que le va dando, se auto-acredita como el líder del grupo.
Siempre he pensando que en esos grupos, como en cualquier otro de la vida, por más serio o informal que sean, hay una persona que no entiende nada de lo que está ocurriendo. Es ese funcionario que lleva el casco y responde con sonrisas y monosílabos, mientras espera que sus colegas no le pregunten nada, que pueda evidenciar su falta de entendimiento.
¿Por qué? porque vivimos en una sociedad que castiga el no entender algo y premia al "pilo", a aquellos que supuestamente tienen el conocimiento, pero ¿y qué carajos es saber? o más bien ¿Por qué tenemos que entenderlo todo? ¿Por qué simplemente no podemos decir que somos ignorantes en cuanto a algo y ya?
Entonces muchas veces solo fingimos entender, cuando la verdad estamos más perdidos que el berraco (un primo cercano de Lindbergh).