jueves, 28 de febrero de 2019

Revelación

Me despierto. Cuando configuré la alarma del radio la noche anterior, moví la rueda del dial hasta que apareció una emisora de música clásica. La dejé no por culto, sino porque pensé que sería bueno despertarme con música de violines, violonchelos y flautas;  que de esa forma mi entrada a la vigilia  no sería tan abrupta, pero no fue así porque el que me despertó fue un locutor que habla a mil por hora, "que pereza que alguien hable tanto por la mañana", pienso. Me da algo de mal genio, no me preocupo en ponerle atención a lo que dice y apago el radio del todo. 

Doy vueltas en la cama un buen rato, me levanto y camino hasta la ducha. Me baño, claro está. 

Cuando llego al cuarto después de bañarme hago lo de siempre; la vida, parece, son solo rituales. Abro el closet y le echo una mirada a la ropa que está ahí cómo muerta: camisas, camisetas, boxers, medias. Escojo la ropa a utilizar con el poco criterio de moda que tengo que, básicamente, consiste en seleccionar prendas con colores que medianamente combinen, lo que sea que eso signifique. 

Tomo una camiseta que más o menos se encuentra en medio de la pila de ellas, la halo y un papelito se cae al piso. ¿Qué carajos hacía eso en mi closet?. Mi mente comienza a trabajar a toda máquina: ¿Quién me dejó un mensaje secreto y desde hace cuánto tiempo? ¿Qué podrá significar que un papel aparezca en medio de la ropa que está en el closet?, ¿Será bueno que deje de ser tan escéptico con el tema de las señales?. 

Como para restarle importancia al tema, dejo el papelito justo donde cayó y me preocupo en escoger un par de medias, y antes de dirigirme a la cama para echarme el talco en los pies (rituales) Me agacho a recoger el papel, la señal, la basura, lo que sea. 

Esta doblado en dos. Tiro las medias a la cama para manejar la revelación que  la vida está a punto de darme con ambas manos. Estoy listo para abrirlo, y comienzo a hacerlo lentamente, pero en un arrebato de ansiedad lo desdoblo rápido. 

 Leo, en una letra escrita de de afán y casi ininteligible las siguientes palabras: una libra de café y un paquete de salchichas.