lunes, 11 de diciembre de 2017

Javier

Debe tener un poco más de 50 años, pero no los aparenta. Es un hombre macizo y me lo imagino con un sombrero mexicano cantando una ranchera, pues lleva un bigote al mejor estilo mariachi. Maneja un carro pequeño y el timón casi le toca la panza.

Me cuenta que duró veinte años manejando mulas, pero que hace uno decidió dejar esa profesión. “Ya estaba cansado y las reglas del negocio han cambiado mucho. Imagínese —dice mientras le da un golpe suave al timón con la mano derecha— ya en algunos viajes no contratan coteros. Entonces a estás alturas del partido uno ya no está para esos trotes, de pronto cuando uno era joven se le medía a eso, pero ya ahora no”, concluye.

“Yo me le mido a todo, he sido conductor, electricista, albañil, mejor dicho, qué no he sido. Un hijo que es ingeniero de circuitos cerrados a veces me da trabajito, entonces también sé instalar cámaras.” 

Luego de unos segundos en silencio vuelve a hablar “Yo no sé qué pasa”, dice con tono apagado. “Desde que empecé a trabajar han pasado 35 años y como que mi vida no despega”. “¿Por qué dice eso?” “Aghh no sé, nada me sale bien. Imagínese que mi esposa, con la que duré 35 años, levantó la cola y se fue. Hace 5 meses me dejó”
“¿Y eso?, ¿se fue con otro?
“No, se largó sola”
“¿Qué Paso?

Javier me cuenta como un día un pariente lejano, el cuñado de una de sus hijas, se metió en el cuarto de su esposa con intención de algo más allá de una simple visita al cuarto de una mujer casada, si es que se puede afirmar tal cosa. 

“Yo escuché un grito y pues como ando con fierro, me les metí al cuarto a ver que era lo que pasaba. Yo iba a llenar de plomo a ese hijueputa, pero mis hijos se metieron y la cosa no pasó a mayores” 

“Para rematar no sé qué le pasa a mi hija mayor, esa parece que no fuera hija mía. Eso ni me da de comer ni nada. Le importo cinco”. “¿usted vive con ella?”, "Si, pero desde que se enteró que yo ya no quería volver a trabajar manejando mula, cambió completamente. Me trata como si yo no existiera."

“Esto de ahorita es porque la prima de una hija habló con el esposo para ver si les podía manejar este carro, pero está muy duro, la cuota que me piden es muy alta. Voy a manejar hasta el 31 de diciembre y ahí miro que otra cosa hago”, dice con tristeza en la voz.