Ayer, mientras hacía fila en un banco, uno de los peores planes del universo, saqué el teléfono para ponerme a jugar. Después de un rato el celador me dijo: "Me colabora con el teléfono por favor" Detesto las dos primeras palabras de esa frase, las cuales son primas hermanas de, tmbién ls dos primeras de "Me hace el favor", pues siento que a uno le están disfrazando una orden como un favor, en fin.
Después de que el celador ayudara a sumirme en ese aburrimineto de hacer fila, unos puestos detrás mío, un hombre y una una mujer conversaban. Al parecer el primero estaba acompañando a su amiga a pagar algo, digamos que la luz, como por ponerle un nombre a su vuelta. Mientras hacía fila, pensé que un buen ejercicio de creatividad e innovación se podría formular con la siguiente pregunta: ¿Qué podrían implementar las instituciones financieras para que las personas se diviertan haciendo vueltas de banco? Como formulé la pregunta pero no me puse a pensar en posibles respuestas, decidí ponerle atención a la charla del hombre y la mujer. Ella era la única que hablaba, y el hombre le prestaba atención con una mano en la barbilla, como evaluando todo lo que ella le decía.
De un momento a otro la mujer por fin termino de hablar y el hombre emitió su conepto: "Él mismo no sabe que es lo que quiere". haciendo referencia a la pareja de la mujer, y de acuerdo a la historia de una pelea que ella le estaba contando.
¿Cómo carajos tiene conocimiento su amigo que la pareja de la mujer no sabe lo qué quiere? ¿Qué le importa a él si sabe o no sabe lo que quiere? A mí me pareció que ella le gusta más que como una simple amiga y está aprovechando cualquier oportunidad que se le presente para meterle ideas extrañas en la cabeza. Que pereza eso, uno puede estar muy tranquilo mientras otros, con ciertos intereses torcidos, hablan mal de lo que sea que hagamos.