sábado, 23 de mayo de 2015

Yo, la sinastría, los astros y las constelaciones

Me escribe, o más bien me llega un mensaje, que quien sabe a qué cantidad de personas le fue enviado, que en vez de presentar  un tono informativo, parece que fuera de un amigo de infancia.

En esta ocasión Luis Aya, quien dice ser un representante del Centro de Consultoría Astrológica (Me  imagino a Luis con una armadura de caballero del zodiaco) me cuenta que desea enviarme mi carta Astral con aproximadamente 30 páginas de información relacionada con: mi personalidad, gustos, aficiones y tendencias. Además también me va a enviar mi carta de sinastría, que no sé que es, pero no importa, pues de esta me va a enviar 20 páginas de información relacionada con la compatibilidad que tengo con mi pareja, amigos y/o familiares. Como si no fueran suficientes las 50 páginas que Luis quiere que lea, también me va a enviar 8 páginas adicionales relacionadas con mi inclinación vocacional.

Luis cierra su párrafo y ofrenda diciendo que son casi 60 páginas, totalmente gratis, con información relevante sobre mí, como si alguien, un astrólogo supongo, me hubiera stalkeado y acto seguido, de acuerdo a las fuerzas místicas del cosmos y cosas que los simples mortales no entendemos, se puso en la tarea de recolectar esa información o si soy más afortunado, de escribirla para mí. 

Según lo que entiendo, es como si a estas alturas del partido, resulta imprescindible que yo opte por una consultoría astrológica, pues no doy pie con bola en lo que se refiere a definirme como persona. 

No entiendo por qué buscamos soluciones en la "posición y movimiento de los astros", y por medio de estos pretendemos "predecir el destino de los hombres y pronosticar los sucesos terrestres." (Este par de líneas surgieron gracias a la definición de astrología de los eruditos de la RAE). 

Cómo siempre, nos ciega el afán de tener todo controlado, y ¿Para qué? ¿Qué sentido de aventura e incertidumbre le dejamos a la vida si sabemos que va a ocurrir en un futuro cercano o lejano? Qué aburrición tan gigante intentar vivir de esa manera.

También creo que, en gran parte, todo ese tema de la astrología, casas que entran, salen, ascendentes y no sé que más cosas, es una forma que tenemos de lavarnos las manos de los actos que cometemos. Las cosas si pasan por algo como dice Millás, a quién le creo mil veces más que a los astros y constelaciones, por algo que uno hizo o dejó de hacer".