Caigo en un video que habla sobre el sol. El locutor cuenta que, hacia el final de su vida, si se puede anotar de esa manera, y luego de agotar todo su combustible de hidrogeno, su masa se recogerá en su núcleo y se convertirá en un cadáver de estrella.
Suena catastrófico, pero podemos estar tranquilos, pues es algo que ocurrirá en unos 5000 millones de años y la probabilidad de que la raza humana todavía exista, imagino que será igual a cero.
Me gusta como esa contradicción del nombre, es decir enana blanca suena como algo muy pequeño si se compara con el tamaño del sol. Todo resulta aún más extraño, porque antes de llegar a ese estado, el sol se va a convertir en una gigante roja.
Rojo y blanco, otro contraste fuerte. Por alguna razón se me viene a la cabeza la imagen de un hombre que lo impacta una bala y una mancha roja comienza a crecer en la camisa blanca, claro está, que lleva puesta.
En ese estado, hinchado y rojo, el sol –que como el hombre también está muriendo–, lleno de furia por el hambre y abandonar su estatus de gran astro, se va a tragar a Mercurio, Venus y la Tierra de pura rabonada. Luego ese amasijo de planetas se convertirá en un objeto muy denso y con mucha masa, pero de un tamaño similar al de nuestro planeta.
Les cuento todo esto porque cuando escuché el video estaba buscando mis audífonos y no los encontraba por ningún lado. Por un momento pensé que algo, haciendo sus veces de enana blanca, pero bajo su alter ego de gigante roja, se los había tragado. Rato después levante la libreta y ahí estaban los pobres, aprisionados por su peso.