jueves, 26 de junio de 2014

La del nombre con L

En la universidad me encontré, varias veces, en clase con personas de uno o un par de semestres superiores. Estas estaban repitiendo la materia o simplemente no la habían visto. Si no me falla la memoria, cursando tercer semestre tuve clase con una mujer que me gustaba mucho.

Como suele ocurrir, era una de esas personas que por alguna extraña razón desatan en uno cualquier cantidad de sensaciones y pensamientos, y que no llegan a considerarse bellas por el imaginario colectivo.

Ella tenía pelo negro corto, una nariz bonita y unos ojos negros profundos que parecian estar llenos de aceite oscuro; todo el conjunto de su cara era una sacudida completa a mis hormonas.

Definitivamente lo que más me gustaba es que era medio dejada. Solía andar con un saco de mangas largas que sobrepasaban su finas manos y casi siempre utilizaba tennis, unos Converse si no estoy mal. A veces también utilizaba falditas, y generaba un contraste entre mujer tierna y rabona que, desde mi punto de vista, la hacia ver mucho más deseable.

El punto es que nunca supe a ciencia cierta como se llamaba, pues nunca la abordé en ese plan Tony de "Hola Como te llamas, que te gusta hacer, etc."; Charlar en plan conquista que llaman. Estoy seguro que su primer nombre era de cuatro letras, siendo la primera una L, la segunda una E y las últimas dos todo un misterio, a continuación listo toda la combinación de nombres que muchas veces utilicé para llamarla:

LEDA
LECA
LEAH (La h al final es para darle caché)
LHEA (La h intermedia le da aun más caché al nombre)
LEIA (¡Ja! sería buenísimo si se llamara así)
LENA....

A veces solo pronunciaba el "LE" y dejaba que cualquier sonido de mi boca al cerrrarse completara el nombre.

No sé por qué razón hace unos días me acordé de ella ¡Lo sé!, yo y mis exfuturos.