martes, 21 de marzo de 2023

Ex futuros

Soy pésimo usuario de todas esas aplicaciones  tipo Tinder, Bumble, etc. Debe ser porque soy viejenial entonces no entiendo muy bien las dinámicas actuales.

Dicho esto, una vez, hace como 10.000 años. tuve un perfil en Hi5. Ya saben, uno de esos portales de esos en los que se suben un par de fotos y alguna que otra frase echa para conseguir amigos, pareja o un estafador(a) como el de Tinder.

Recuerdo que agregué muchas mujeres de todos lados que me parecían bellísimas, pero hasta ahí llegaba, nunca les hablaba ni nada. Era una mezcla de timidez, pereza y poca fe en ese tipo de páginas.

Entonces apareció N. una mujer de Medellín. Pero vuelve y juega, nunca le hablé.

Un día la busqué para ver si había agregado  fotos nuevas y no la encontré entre mis contactos o “amigos” (entrecomillo la palabra porque como decía un amigo: amigas las bolas y no se hablan), en fin.

Tiempo después me di cuenta de que ella había visto mi perfil. Entonces me arriesgué a enviarle un mensaje a esa desconocida

Ella respondió al día siguiente y comenzamos a charlar. Le pregunté por qué había desaparecido de mis contactos y me dijo: “Pues como usted nunca me habló, yo lo borré”.

Había mucha química entre nosotros, pasábamos horas hablando por teléfono y también nos escribíamos seguido.

En ese entonces (2007) mi jefe me dijo un lunes: “Juan Manuel, la otra semana viajas a la sede de Medellín”. Parecía que el destino, si es que existe, quería que N. y yo nos conociéramos en persona.

Solo fue un viaje de 3 días, pero la pasé muy bien con ella. También fueron días agotadores, porque apenas terminaba nuestra jornada laboral, hacíamos planes que duraban hasta la madrugada.

En ese momento sentí que era la mujer de mi vida, pero no. La vida casi nunca resulta ser lo que uno cree.

El último día me invitó a almorzar y luego fuimos a una librería y le regalé un libro.

¿Y luego?

Nuestro contacto por email fue menos frecuente hasta que se diluyó por completo.

A veces N. pasa como una ráfaga de aire por mi mente y me pregunto: “¿Qué habría pasado si hubiera mantenido el contacto con ella?” No sé. Lo que está claro es que ahora hace parte de uno de mis ex futuros.

Así se titula uno de los ensayos del libro Traiciones de la memoria de Héctor Abad Faciolince. 
El significado del término es: Los yo que pudimos llegar a ser y no fuimos.