jueves, 11 de noviembre de 2021

Sol de lluvia

Son las 10 de la mañana y espero un Uber. Hace sol, pero también brisa. El clima aplica para colgarse de esa frase hecha: “está haciendo puro sol de lluvia”, que pretende dar a entender que el calor que hace es la antesala de un aguacero en la tarde.

Me pongo a pensar en la frase. Si se analiza un poco se cae por si sola, pues es un sinsentido pensar en un sol de lluvia. Más bien, se me ocurre, sería como un sol de vapor, pues las gotas se evaporarían al escurrirse por su superficie, pero no sé, no sé nada la verdad, o mejor dicho no sé nada a ciencia cierta, y el sol, saber de él me refiero, es pura ciencia, ¿acaso no?

Mientras pienso en eso, saco el celular y la aplicación me dice que el carro está a cinco minutos. Lo guardo en el bolsillo, miro hacia el piso y justo en ese momento una ráfaga de viento eleva por los aires una bolsa de basura negra. Se eleva y comienza a caer describiendo cualquier trayectoria hasta que otra ráfaga de viento la vuelve a elevar.

Quién sabe cuanto tiempo lleva en esas la pobre bolsa. Pobre si suponemos que siente algo. Puede que sí, pero me inclino a pensar que, de ser así, su situación le importa poco, pues no le molesta ser llevada de un lado a otro sin ningún propósito.

“¿En que carajos estoy pensando?”, me pregunto, al tiempo que el carro llega y la bolsa por fin descansa en el suelo, no por voluntad propia, sino porque el viento dejó de soplar, de ser, digamos, a diferencia del sol de lluvia que ahora es más picante.

Una bolsa negra que vaga por los aires sería una buena metáfora para retratar lo impredecible que es la vida, y como nos lleva de un lado a otro, mientras pensamos que tenemos el control de todo, pero que pereza eso, es decir, siempre tratar de adornar lo que se cuenta con figuras narrativas; yo solo les quería hablar del sol de lluvia y de la bolsa negra.