sábado, 15 de noviembre de 2014

Soledad

Al igual que la Tristeza, la soledad está muy desvalorada.  Le tenemos un pánico increíble a estar solos, y no solo me refiero a la soltería, sino al simple hecho de pasar un tiempo con uno mismo, así suene muy extraño.  Tal vez, en parte, esto nos aterra, porque conociéndonos es como nos enteramos de muchas cosas que duelen y que no son perceptibles a simple vista.

Vívimos en una era donde la mayor parte de nuestro tiempo nos la pasamos conectados en diferentes niveles: Internet, radio, televisión, trabajo, estudio, ocio, etc. y es muy poco el tiempo en que realmente quedamos completamente solos. 

No se trata de ser trascendentales en extremo, pero si reconocer que esos espacios de soledad semi-absoluta (Es imposible estar completamente solos y/o desconectados) son buenos, porque es en aquellos momentos donde el cerebro realiza la mayor cantidad de asociaciones,  somos creativamente libres, y nuestros niveles de juszgamiento descienden en grandes cantidades.

Uno de los pocos momentos, al parecer, que todavía conservamos solo para nosotros es cuando nos duchamos, y si uno se fija bien, justo en ese lapso de tiempo es cuando se nos ocurren muy buenas ideas.   Tal vez el ese sonido repetitivo del agua al estrellarse con el piso, actua como una especie de mantra y nos permite obtener un estado de tranquilidad absoluto.

 Otros momentos en en los que yo me siento solo son: cuando desayuno, cuando camino sin afán, en mis momentos de lectura, escritura,  y cuando me tomo un café y analizo  las personas que componen la imagen del momento.

Cada uno tendrá definidos sus momentos de soledad.  Es bueno estar solos para excavar nuestra mente, ejercicio que definitivamente nos obliga a desacelerar y a ser más relajados en todo sentido.


"Hola Soledad,
no me extraña tu presencia
casi siempre estás conmigo, te saluda un viejo amigo
este encuentro es uno más"
- Palito Ortega -