lunes, 8 de abril de 2024

Parábola del día

Recuerdo que todos los días en el colegio, antes de iniciar clase, leíamos un versículo de la biblia. Era una actividad aburridora a la que no le prestaba mucha atención. Solamente lo hacía en caso de que me tocara el turno de hacer la petición del día. Nunca nadie tenía idea qué pedir. Un día, a alguien se le ocurrió pedir por la paz del mundo y de ahí en adelante todos los días se pedía de forma solemne: Por la paz del mundo. En ese entonces, creo, el mundo no estaba tan jodido como ahora, lo que quiere decir que nuestra petición nunca fue escuchada.

En las últimas semanas no he leído versículos de la biblia todos los días, pero si articuentos de Millás. Si uno se fija bien, a las columnas del escritor español les aplica la definición de parábola: "Narración de un suceso fingido del que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral".

El de hoy trataba de una sala de redacción de una revista en la que le encargaban al narrador, escribir un artículo sobre mujeres cojas. Este dice que prefiere escribir uno sobre mancos y cuenta que tiene un amigo en esas condiciones, que es un tenista frustrado.

Al final el jefe de redacción lo obliga a escribir sobre mujeres cojas, alegando que él y el director son quienes deciden el contenido de la revista.

Al final del día, el hombre llega a casa desilusionado y hojeando la sección de contactos sexuales ve un anuncio de una mujer que dice lo siguiente: Madurita viciosa y coja, domicilio y hotel. Llámame y voy corriendo.

Al final, cuando la mujer llega a su apartamento, le confiesa que es una coja falsa porque a los hombres les excita mucho esa minusvalía. Así que ese, cojas falsas, es el tema que escoge para su artículo.

Me ha parecido revitalizante eso de leer un Articuento cada día. Lo mejor de todo es que no tengo que pensar en ninguna petición diaria aunque a veces, en secreto, pido por la paz del mundo, a ver si se arregla un poco que es algo nos vendría bien a todos, ¿acaso no?

“Dios no debería dar la vocación de tenista a alguien manco
como no debería dar pan al que no tiene hambre”.
- El mundo es portentoso -