martes, 16 de enero de 2024

Nada por leer

De repente no leo ningún libro. Mi ritual lector siempre orbita alrededor de varios que intento leer al tiempo. Solo un decir porque siempre hay uno que me llama más la atención y que opaca a los otros.

No tengo que leer porque empecé dos novelas que no me engancharon. Desde hace un tiempo decidí que solo le voy a dar la oportunidad a las novelas que me llamen la atención desde el primer capítulo. La vida es muy corta para no disfrutar lo que se lee, No sé si esté cometiendo un error, pues puede que haya libros que se ponen buenos hacia la mitad, pero ¿qué sentido tiene comenzar una historia de forma aburrida para luego mejorarla? Lo mejor, creo, es que los escritores pongan todas las letras en el asador desde el principio y que no se guarden nada para más tarde.

Entonces aplico mi metodología para seleccionar una nueva lectura, la cual no existe y simplemente consiste en ver qué libro me atrae en ese momento. Recuerdo uno de Nuria Amat, una escritora que Rosa Montero menciona en La loca de la casa. Hace rato quiero leer su ensayo Letra Herida, pero no lo he conseguido, entonces decido leer El ladrón de libros y otras bibliomanías. Hasta ahí todo bien pues ya estoy leyendo por lo menos un libro, aunque hace falta algo importante. 

Necesito consumir ficción, una novela, pues no hacerlo, como dice Rosa Montero, es un claro síntoma de envejecimiento. Una mala cosa, pues de la misma forma en que se endurecen las arterías, se endurece la imaginación.

La obra de Montero siempre es un buen refugio lector, así que reviso que me falta leer de ella y caigo en cuenta de que no he leído La buena suerte.

Antes de comenzar la novela me cercioro de que es la primera vez que la leo, porque hay veces en que empiezo a leer un libro y al poco tiempo me doy cuenta de que ya lo había leído.