lunes, 30 de diciembre de 2024

Stranger things

Vainas extrañas. Resulta que desde hace unos días tengo pereza de escribir. ¿No se supone que me gusta?, me pregunto. Entonces por eso me obligo a hacerlo, si es que escribir puede considerarse sentarse a teclear lo que se le cruce a uno por la cabeza.

“How do I excuse my not yet having written anything today?”

Eso escribió Kafka en sus diarios. El escritor pasó cinco meses sin escribir ni media palabra, pero este párrafo no viene al caso, pues no tiene sentido alguno compararme con él.

No sé, me imagino que si me obligo a escribir algo (esto) las palabras encontrarán tracción por sí solas al tiempo que su rumbo, y que de una u otra manera van a ayudar a destrabar el mecanismo de la escritura que llevo por dentro. Que lo que produzca ahora sea bueno o malo no me importa, lo que sea con tal de cortar con la mala racha.

Doris Lessing contó en una entrevista que una vez duró un año sin escribir pero no fue por falta de ganas o ideas, sino que fue algo que hizo a propósito para ver qué efectos le producía su abstinencia. Dijo que su experimento fue algo que le causó mucho problemas y concluyó que no le sentaba bien no escribir, porque se ponía de muy mal humor y que la escritura brinda una especie de equilibrio. De ahí que Rosa Montero afirme que  Escribir ficción es un esqueleto exógeno que la mantiene erguida.

Dicho esto, espero quitarme las telarañas de las manos el año que viene.