Hay quienes afirman que pueden predecir el futuro, y que cuentan con una serie de artimañas para lograrlo. Cada uno mirará si les cree o no. De ser cierto, tal vez una de las mejores formas de aventurarse en el arte de la videncia es por medio de la escritura.
De unos años para acá, los diarios de los escritores me parecen libros fascinantes, porque son ejercicios de escritura que están desprovistos de una estructura rígida, donde simplemente cuentan lo que sea, desde los temas más intrascendentes hasta preguntas existenciales de alto calibre. Ayer precisamente leía sobre eso:
“La entrada de diario, que le permite transmitir cualquier cosa
con naturalidad, sin demasiada elaboración, como si conversara con el lector”
- Mario Levrero, Diario de un canalla -
Hace un tiempo caí en el volumen IV de los diarios de Ángela Anaïs Juana Antolina Rosa Edelmira Nin Culmell, mejor conocida como Anaïs Nin. Nin no se guarda nada y, como también leí en el de Levrero, se juega la vida en ellos, y así lo dice la escritora: “Escribir significa darlo todo, no es posible retener nada. Los mejores escritores son aquellos que lo dan todo”.
Parece que en ese ejercicio sincero el futuro se va revelando por sí solo, pues Nin hablaba de varios temas como si alguien le estuviera preguntando cómo iban a ser los años venideros. Pero mejor que les cuente ella en los siguientes apartes, que no traduzco para que no pierdan fuerza, pero sobre todo porque tengo pereza:
- "Every time our hope for a better world is based on a system, this system collapses, due to the corruptibility and imperfection of human beings. I believe we have to go back and work at the growth of human beings, so they will not need systems, but will know how to rule themselves.
- Now you have suffered the shock of disillusion in an ideology which has betrayed its ideals. It is a good time to return to the creation of yourself, not as a blind number in a group, but as an individual.
- When we blindly adopt a religion, a political system, a literary dogma, we become automatons. We cease to grow.
- We play a persona role to the world. The acceptance of this social role delivers us to the demands of the collective, and makes us a stranger to our own reality
- a change of system would not cure mankind of war and greed. That the only solution was each man working upon himself, his individual discipline against hostility, prejudice, and distortion of others, where the evil begins.
- The dangerous time when mechanical voices, radios, telephones, take the place of human intimacies, and the concept of being in touch with millions brings a greater and greater poverty in intimacy and human vision.