lunes, 14 de mayo de 2018

Acto final

Desayuno. Mastico una almojábana al igual que unos pensamientos sobre la muerte, mientras miro, a través de la ventana, cómo las ramas de dos árboles se mecen con la brisa, Present Tense:

Do you see the way that tree bends?Does it inspire? 
Leaning out to catch The sun rays, a lesson to be applied
Are we getting something out of this all encompassing trip?
You can spend your time alone redigesting past regrets oh... 
Or you can come to terms and realize 
You're the only one who can forgive yourself

Pienso mucho sobre la muerte, ese acto final que concluye el viaje. Le doy varias vueltas al tema pero, como siempre ocurre, nunca llego a una conclusión contundente, me pregunto si a ustedes les pasa lo mismo, es decir, si también se preguntan seguido por ese tema o simplemente dejan pasar el asunto, viven y ya. De pronto la mejor forma de llevar la vida es evitar  a toda costa el existencialismo.

Estoy a punto de asistir a un funeral, así que, en medio del tren de pensamiento, procuro que la corbata no vaya a terminar dentro de la taza de café. Habría sido mejor ponérmela después de desayunar, pero apenas salí de la ducha pensé que mi cerebro había borrado los pasos para hacer el nudo, así que fue lo primero que hice para cerciorarme de que no había sido así.

Termino de desayunar y me lavo los dientes, echando ahora la corbata hacia la espalda para no mancharla con un escupitajo de crema dental. Luego pido un taxi. Voy tarde.

Cuando llego al lugar, hay mucha gente y nadie habla, todos llevan caras serias. Saludo a un par de personas y luego me quedo solo, en silencio, me acoplo al código de conducta del lugar: otra estatua más en traje y corbata. 

Una amiga llega. Lleva una cartera inmensa y un abrigo gruesísimo. Veo que necesita más de dos manos y le pregunto que si le ayudo con algo. Me responde que si con una sonrisa y me pasa el abrigo, es de lana y grueso, pesa mucho. 

Un hombre y una mujer entran a la sala de velación. El primero, con una hoja en la mano, dice fuerte: “buenos días, soy fulanito de tal, y soy el encargado del protocolo de la sala. Les presento a fulanita, la asistente de sala”, dice mientras ladea su cuerpo hacia la mujer, que luce incomoda con la presentación y todas las miradas puestas encima de ella.

El hombre lee unas palabras. Habla sobre la muerte brevemente. Imagino que es un texto estándar en el que solo cambian el nombre de la persona que fallece. El hombre dice algo sobre el acto final de la vida. Luego vienen unos padre nuestros y ave marías, junto con él “Dale señor el descanso eterno…”

Terminados los rezos, el hombre del protocolo pide a los 6 hombres encargados llevar el féretro  hasta el ascensor, e invita al resto de personas a pasar a la iglesia para la eucaristía.

En el sermón, el padre dice que seguro mucho de los presentes se han preguntado que cómo es posible que haya ocurrido semejante tragedia, que por qué las cosas ocurren así y no de otra manera, en resumidas cuentas, que por qué la vida es tan trágica. Luego dice que es algo obvio, que incluso él, como si fuera distinto al resto de los presentes, también se ha hecho esas preguntas, y que la verdad no tiene mucho sentido hacérselas, que lo que mejor podemos hacer en esos momentos en que la muerte hace presencia, es arrodillarnos ante la cruz y que ahí encontraremos alivio y entenderemos todo. Dice eso y otras frases llenas de misticismo que intento desmenuzar, pero la verdad no logro entender. Hace también referencia a la muerte como la visita personal que Dios, en cualquier momento, hará a cada uno de nosotros, pero que no debemos temer porque todo será mejor cuando estemos a su lado, concluye. 

Unas filas adelante, mientras el padre habla una mujer se marea y la recuestan en una de las bancas, mientras otra le echa aire, a modo de abanico, con un papel. La escena me sugestiona un poco y pienso que también me voy a desmayar, pero no ocurre nada.