jueves, 9 de agosto de 2018

Un cuento

En el cuento, en un día gris que apenas comienza, un hombre está sentado en una cafetería. Intento describir la atmósfera del lugar en el que está, en qué se fija, y su interacción con la mesera, una mujer madura y rolliza, pero lo importante no es lo que le ocurre, sino lo que le pasó. 

Antes de que a alguien se le ocurra pensar: “¿Cómo así que lo importante fue lo que le pasó? ¿Acaso no sabe usted que lo importante es estar anclados en el presente, que el ahora es lo único con lo que contamos?”, quiero decir que el pasado es importante en términos narrativos para el cuento; allá, en esa porción de tiempo tan desprestigiada, es donde reside todo el conflicto, dónde el tipo hizo lo que le carcome la cabeza, y que repasa una y otra vez mientras se quema la lengua con el tinto que le sirvieron. 

Creo tener esa escena avanzada, pero desde que la acabé, mis artilugios narrativos entraron en huelga: “Hombre, la manera en que quiere contar eso es muy jodida, déjenos descansar”, “¿En serio quiere enredarse de esa manera?”; esos y otros comentarios son los que me vienen repitiendo cada vez que pienso en el cuento. 

Lo que ocurre es que quiero contar lo que le ocurrió al hombre, pero sin recurrir a la vapuleada técnica del flashback. Creo que esto se debe a que hace poco leí algo que dijo García Márquez sobre el tema, que cuando uno recurre a ellos es porque se le acabó la imaginación o algo así fue lo que quiso dar a entender el escritor. 

Entonces me distraigo con la palabra flashback, tal vez evitando evadir el asunto importante: Contar el cuento. 

“Escena retrospectiva”, la traduce el traductor de google. Una buena definición, pero me parece enredada, debe ser porque no me sabe bien la palabra retrospectiva. El diccionario de Oxford se va al otro extremo y simplemente la traduce como retroceder, volver. La quiebro en flash y back; “fogonazo del pasado”, pienso. Luego se me viene a la mente la palabra remembranza que, creo , puede ser la traducción más precisa: “memoria de algo del pasado”, sin tanta retrospectiva, flash ni otros términos que compliquen lo que significa. 

Recuerdo que eso es lo de menos y que lo que debo hacer es escribir, lo que sea: las imágenes que se me vengan a la cabeza, lo que piensa el personaje, Hacer un recuento de los hechos de esa noche trágica, digamos, de la mejor manera posible. 

Simplemente contar, con el ánimo de que las palabras y la historia encuentren, por sí solas, el camino más adecuado.