martes, 25 de noviembre de 2014

Ideas en un charco

Hace un momento estaba escribiendo algo.  Decidí, en ese instante en que mis dedos se vuelven torpes y no me encuentro a gusto con nada de lo que teclean, borrarlo todo y cerrar el documento para trabajarlo mañana. 

 La principal razón para haber hecho eso, es que me colgué de una idea que vi en una página web, y a partir de la misma comencé a desarrollar mi texto, la verdad un acto más bien miserable, porque si se llega a ese momento de no producir nada "original" (Escribo la palabra entre comillas porque a la larga nada es original 100% todas las ideas se resumen a diferentes asociaciones y percepciones del medio en el que cada uno se encuentra inmerso.  Así que esa idea Big Bang, el mero inicio de algo no existe) lo mejor es parar e ir a buscar inspiración en cualquier otra actividad.

Se me ocurre entonces el sexo, pero no, no hay con quien en este preciso instante espacio-temporal,  ¿caminar?  tampoco, la verdad me da pereza porque está haciendo frio; tal vez lo que tengo más a la mano es ir a preparme un café, así que ya vengo.  

No hay necesidad de que usted, estimado lector, deje de leer y se dediquea tener sexo, estudiar, caminar, etc.  Particularmente porque no sé cuanto me voy a demorar preparando el café  ¿Cómo saber por ejemplo si en el trayecto de mi cuarto a la cocina no voy  a tropezar y mi cabeza va a golpear un borde filudo (también habría podido escribir filoso) y san se acabo hasta ahí llego mi historia en este mundo, o si me voy a quedar faroleando porque cualquier evento, desde ver una mosca volando hasta una mujer haciendo strip-tease en mi sala, captó toda mi atención?.

 Ya vengo, haga usted lo que le de la gana.

Volví.  ¿Hizo algo diferente, estimado lector, o siguió leyendo de largo?   ¿No le parece raro eso? es decir,  ¿Qué  usted hubiera podido seguir leyendo como si nada, mientras que yo me demoré (quien sabe cuanto, no me cronometré) preparándome un cafe y sirviéndome un pedazo de milhoja para poder continuar escribiendo? el tiempo es raro, pero más allá de que sea o no relativo, prefiero pensar que es irrelevante.

Como se habrá podido dar cuenta hasta este punto, este post ha sido como un charco de ideas, pero a lo que me quería referir con el título es que a veces nuestra cabeza  tiene tanta vaina al mismo tiempo, que lo mejor es seleccionar cuales son las ideas que uno quiere trabajar primero para aquello de no enloquecer.  Es como si todo lo que usted llevara en una maleta o cartera se cayera de súbito en un charco y usted rápidamente tiene que decidir que es lo primero que quiere que no se estropee (me gusta esta palabra, casi nunca la utilizo). 

Imagino que sobra contarle que no me tropecé camino hacia la cocina.