lunes, 26 de octubre de 2015

Eonomía de sufrimiento

Y entonces uno se encuentra a esta hora en su casa cómodamente sentado. Yo , por ejemplo, luego de haber comido y tomado ginger con hielo y una rodaja de limón, algo que considero un placer sencillo.  Muchos pueden que estén también en sus casas, descansando, mirando televisión,  leyendo, teniendo sexo, etc. 

Mientras todo esto ocurre, mientras pensamos que tenemos derecho a realizar todas esas actividades,  y otras que por cualquier motivo no tenemos a nuestro alcance, pero igual creemos que tenemos todo el derecho de realizarlas; en otro lugar del mundo hay gente que anda muy jodida, que tal vez no ha podido comer nada  en todo el día y no tiene donde dormir, como algunas de  las victimas del terremoto en Afganistán.

Hace poco, en plena crisis de los refugiados africanos en Europa, me fui de vacaciones y no puede evitar pensar en eso, que mientras yo me asoleaba y tomaba piñas coladas, había personas al otro lado del mundo sufriendo.   ¿Por qué unos tienen y otros no? tal vez es una inquietud que nunca podremos resolver, solo queda ser agradecidos y tener gratitud hacia lo que tenemos y también hacia lo que no tenemos; muchas veces no sabemos lo afortunados que somos al no tener ciertas cosas que tanto deseamos.


How dare you think about your own private suffering when wars are
 raging and children are being bombed? There is always someone whose 
suffering is greater than yours. The reproaches are often framed as though 
there is an economy of suffering, and of compassion, and you should 
measure yourself, price yourself, with the same sense of scarcity and 
finite resources that govern monetary economies, but there is no measure of either.
- Rebbeca Solnit -