martes, 27 de agosto de 2013

jWAY

Hoy me equivoque ingresando la contraseña de un programa y después del segundo intento, antes de que se me bloqueara la berrionda, opté mejor por la opción de “pulse aquí si olvido su contraseña imbécil” (así debería ser esa opción). 

Después de esperar unos minutos a que llegará la nueva clave a mí correo, abrí el mismo y la nueva contraseña era “jWAY”. Cómo mi nombre empieza por la letra j y WAY es camino en inglés, supuse que el mundo etéreo de las contraseñas para programas de toda índole, pretendía enviarme un mensaje. El significado que le di al mismo fue el siguiente:

Esa entidad virtual, divina o no divina, decidió hacerme caer en cuenta que yo Juan(j) debo seguir ese camino, vía (WAY) que emprendí desde hace un par de años, y que no puedo dejar que nada (situación, evento, circunstancia, variable espacio temporal) lo afecte; pues nada ni nadie debe dañar mí tumbao

Usted puede estar en la inmunda; completamente buried como diría el célebre Junot Díaz, en el fondo de los fondos (el papá de los fondos), pero a pesar de eso debe conservar su esencia y ese tumbao personal e intransferible que lo diferencia del resto de mortales.

Cuando ingrese con la nueva contraseña, el sistema me pidió cambiarla. La que escogí es LIBRETA, la cual tiene un gran significado para mí. 

Hablando de tumbao, estimado lector, le recomiendo que se lea la novela “El tumbao de Beethoven” de Fabio Martínez. Aplaudo a escritores como él, que disparan sus agradables letras desde la trinchera de la sinceridad.