martes, 10 de febrero de 2015

El Último Suspiro

Al parecer, nuevamente  me está dando un episodio de migraña.  Sólo llevo tres en mi vida, y ocurren, más o menos, cada año y medio.  No son, como para muchos otros que sufren de eso, algo que me tenga tumbado en la cama todo el día, sino más bien un dolor de cabeza constante y aburridor.

Aburridor porque no me gusta sentirme enfermo, frase estúpida la verdad porque sentirse enfermo, estoy seguro, no le gusta a nadie.  El punto es que cuando estoy así mi espíritu hipocondríaco sale a relucir, e imagino que estoy muy enfermo.  Todo ese tema a la vez me hace pensar que lo frágiles que somos y que al siguiente suspiro, sístole, o diástole, de nuestro corazón, podemos morir.  

Aparte de que en cualquier momento puede ocurrirnos cualquier tipo de evento bizarro, por ejemplo, que nos caiga un puente peatonal en la cabeza, últimamente he escuchado el termino asintomático, es decir que podemos llevar una enfermedad, pero simplemente no presentamos ninguno de los síntomas comunes de la misma.

Así paso con la mamá de una amiga de un primo a quien después de un dolor de estomago muy fuerte, le detectaron un tumor un Lunes y murió el Jueves de la misma semana.  O a mi madre, a quien hace poco le dio Neumonía de un momento a otro sin presentar ninguna característica habitual de la enfermedad.

Entonces cuando me siento enfermo, suelo pensar que llevo un virus tremendo en mi cuerpo, y como me gusta la literatura apocalíptica, me imagino como el paciente cero, aquel donde se está incubando el virus que va a acabar con la raza humana.

Afortunadamente mis pensamientos no dejan de ser más que ficciones personales y mi condición de salud siempre mejora.  Sólo espero no tener ninguna deuda personal o con alguien, cuando de verdad tenga que dar el último suspiro.