Un Enredo se puede traducir al inglés como entaglement, al alemán como Quantenverschränkung, y vaya a saber uno cuál será la traducción al ruso; parece que a medida que se complica el idioma lo mismo ocurre con la palabra; esto, claro está, a que no se trata de cualquier enredo, sino que estamos hablando del mismísimo entrelazamiento cuántico.
A veces los temas me persiguen y ayer, luego de que escribí acerca de que todas las cosas y todos estamos conectados de extrañas maneras, hoy me topé con ese concepto, que algo tiene que ver con esa teoría.
Dicen, digamos, los científicos, pues no se me ocurre a quién más achacarle tal conocimiento, que el entrelazamiento cuántico, ese enredo de nombre rimbombante, ocurre cuando una partícula influencia el estado de otra instantáneamente, inclusive aunque estén, y ojo a esto, a años luz de distancia.
Entonces de pronto, ahí radica, y está la explicación a ese cuento de que todo y todos estamos conectados, que sé que suena muy extraño, pero es una teoría en la que me gusta creer, así no la pueda explicar.
También dicen que ese entrelazamiento cuántico se basa en que al principio del universo, justo antes del big bang, todo estaba unido. Todo, todos, pues debemos suponer que de una u otra forma estábamos ahí presentes o que venimos de eso, estábamos conectados, unidos, prestos a explotar, y que después de producirse la gran explosión quedamos regados en diferentes lugares, pero como eramos lo mismo, seguimos conectados a la esencia de ese todo al que pertenecíamos, sin importar donde hayamos terminado, y es por eso que seguimos conectados y podemos influenciarnos.
Supongo que esto tendrá algo que ver con esa otra teoría del hilo rojo, ya saben ustedes, la leyenda china que dice que un finísimo hilo rojo invisible mantiene unidas a todas aquellas personas que se deben conocer en cierto momento de sus vidas, y que ese hilo se puede torcer y enredar, pero nunca romper.