martes, 9 de julio de 2013

Cocinar la idea

Una de las cosas que más me gusta de escribir, es lo que yo llamo “cocinar la idea”, proceso que empieza justo cuando una conversación, imagen, recuerdo, etc. Acciona algo en mí cabeza y comienzo a realizar asociaciones de todo tipo en torno a una idea.

Considero que ese tiempo de cocción varía dependiendo del tipo he escrito en el cual usted se quiera sumergir. Está claro que para una novela el tiempo debe ser más prolongado, mientras   que para una columna o artículo puede ser muy corto, cuestión de semanas o  incluso de minutos. En ocasiones mientras se cocina la idea en la cabeza, se van pegando otras que no se tiene muy claro de dónde salen; usted sabe, a veces sus pensamientos son como el maíz pira que se frita en una olla  y saltan de un lado a otro sin ningún tipo de orden, y  resulta difícil contenerlos en la cabeza; yo creo que ese debe ser uno de los orígenes de la escritura, ese momento en el cual  creímos que no todo lo que se nos ocurría  no nos iba a caber en la cabeza y que era mejor dejarlo escrito en alguna parte (que afortunada es la humanidad de que a alguien se le hubiera ocurrido hacer  eso).       

Otras veces, mientras se está cocinando la idea, empieza a llegar información que soporta a la misma, la cual usted no estaba buscando; de pronto usted lee, ve o escucha algo que se relaciona con la idea que tiene en mente y eso incrementa el nivel de la idea, lo  que se puede traducir, dependiendo de la cantidad de información, en terminar de pulir la misma o añadirle más tiempo de cocción.