martes, 18 de abril de 2017

Una recomendación

Una mujer española que se llama Blanca, me recomienda un libro de cuentos en Goodreads: El Polen del Universo. Decido darle una mirada en Amazon a ver de qué se trata.  Siendo fiel al concepto de hojear, leo parte del prologo, que habla sobre la necesidad de la ficción en nuestras vidas.  Me parece acertado y también que invita a continuar con la lectura.

Paso por encima el resto de este hasta que llego al primer cuento.  Este comienza con una escena que me parece un buen gancho narrativo: Sergio cava su propia tumba mientras un hombre le apunta a la cabeza con una escopeta y le  da sorbos a una botella de whiskey.  ¿Por qué están ahi?  ¿Qué los llevo a esa situación? decido que todo se debe a un ajuste de cuentas,  ¿de qué?: mafia, préstamo de dinero, drogas, líos sentimentales lo que sea.

El victimario, supongo que el hombre de la escopeta mata, más adelante en el cuento, al que maneja la pala, a menos que el autor utilice uno de esos giros inesperados que llevan el relato por un camino completamente distinto al que uno se imagino; menciona una palabra y la victima comenta que es una palabra extraña y le pregunta que qué significa.  Cuando el otro se la explica entran en una discusión sobre el significado de la palabra, que tiene como único fin alargar los minutos que le quedan de vida a Sergio 

El hombre de la escopeta se cansa y quién sabe de donde agarra un bate, de aluminio, y le da un golpe en los riñones a Sergio;  le dice que se calle y que continué cavando.  Él, que se supone está a punto de morir, lo desafía verbalmente: "Te mataré, hijo de puta".  ¿Cómo?, no tenemos ni la menor idea, otro artilugio narrativo del autor para mantenernos pegados al relato.  

El personaje de la escopeta no le presta atención y le dice: "La esperanza y el absurdo están cogidos de la mano".  Hasta esa frase llega la muestra gratis del libro.

Yo definitivamente le voy a Sergio; siempre tendemos a simpatizar con los personajes que están más jodidos.  Ojalá saque fuerzas de quién sabe donde, tal vez del mismo lugar de donde el otro personaje agarró el bate, y se lo meta al que le apunta con la escopeta por donde le quepa.