jueves, 20 de abril de 2017

Dios y el fútbol

Recuerdo que en la época del mundial de Italia 91, me estaba quedando a dormir donde una tía. El día del partido entre Colombia y Alemania, en mí humilde opinión, el mejor partido que ha jugado la  selección, me quedé  viéndolo solo en la habitación de ella.  

Me imagino que la mayoría conoce la historia.  El partido estaba a punto de acabar y a Herr Littbarski le dio por meter gol.  Cuando eso ocurrió yo me tire encima de la cama y comencé a rezar o enviar una plegaria al cielo, a dios, al universo, la pacha-mama, o a quien quisiera y estuviera en capacidad de captar mi frecuencia espiritual.

Abrí los ojos justo en el momento en que Leonel Álvarez le quitaba el balón a Rudi Völler para iniciar esa tromba de ataque en modo toque toque. Al rato Rincón marcaría el gol del empate que daría le daría el   paso a la siguiente ronda a la selección.

Yo no lo podía creer.  Siempre me ha gustado pensar que mis plegarias, rezos, mantras de esa ocasión sirvieron de algo.

Hoy, el Lyon  jugó contra el Beşiktaş de Turquía y se fueron a penales.  Todos los jugadores marcaron gol en los primeros 12 tiros. En  La  séptima ronda ambos equipos fallaron, primero el equipo turco y al momento del disparo  del equipo Francés, la cámara enfocó a un niñó, hincha del Beşiktaş,  en la tribuna que tenía entrelazadas las manos con las palmas hacia arriba y movía su boca ligeramente y con mucha fe. Estaba seguro que Alá,supongo que le rezaba a ese dios, iba a hacer que el jugador del equipo contrincante errara al tiro

Finalmente así ocurrió y luego mostraron la cara de felicidad del niño, pero la plegaría quedó a medias, a dios no le interesa el fútbol  o algo así, pues para la octava ronda otro jugador del Beşiktaş volvió a fallar el penal y el próximo pateador del equipo francés no desperdicio su oportunidad.