sábado, 8 de diciembre de 2018

Puntos suspensivos

“Que tiene la virtud o fuerza de suspender” dicen los eruditos de la RAE que significa suspensivo. Saltemos entonces al significado de suspender: “Colgar o detener algo alto o en el aire”; veamos ahora que significa aire…mejor dejémoslo ahí. 

Uno de los personajes de una novela de Ricardo Silva dice que los puntos suspensivos son el signo de puntuación más deprimente y mediocre que podemos imaginarnos. 

Los viejitos, me refiero a los de la RAE, pues imagino que todos los que trabajan allá son personas de edad avanzada, que no dan su brazo a torcer en querellas lingüísticas, han definido 8 usos para los puntos suspensivos. Uno de ellos es: 

“Cuando, por cualquier otro motivo, se desea dejar el enunciado incompleto y en suspenso: Fue todo muy violento, estuvo muy desagradable... No quiero seguir hablando de ello. 

¿Qué fue eso tan violento y muy desagradable? Parece que la respuesta está contenida, encriptada, en los puntos suspensivos de la frase. 

¿Qué significa ese signo de puntuación? Aventurémonos a decir que son los encargados de dejar una narración en vilo, en el aire, en suspenso, y permiten que uno sienta que una historia, la que sea que se consume, pueda tomar un camino inesperado, pero ¿qué son?, ¿cuándo y cómo se deben utilizar? 

Titulo la entrada así, porque siendo las 11:31 p.m. me entraron ganas de escribir algo y es posible que me demore más tiempo del que queda para que se acabe el día, y pues quiero que la entrada quede con fecha de hoy y no de mañana, caprichos pendejos, en fin (¿puedo finalizar este párrafo con puntos suspensivos?) 

Como no sabía que iba a escribir lo primero que se me vino a la mente fueron los puntos suspensivos, porque creo que también cargan algo de imprecisión, de ambigüedad, de incertidumbre. De pronto esa hora maldita de los domingos, cuando cae la tarde, está llena de ellos; por eso nos sentimos, como leí alguna vez, como si alguien muy cercano se hubiera muerto. 

Si uno se fija bien, los puntos suspensivos son deprimentes, como las tardes de domingo, y mediocres porque parece que los utilizamos cuando estamos cortos de palabras, como si los tres punticos significaran: “tengo mucho más por decir, pero no lo voy a hacer, pues tengo pereza de narrar”.