lunes, 2 de octubre de 2023

Hacer lo que a uno le gusta

Resulta pasa y acontece que estamos en el mes de Inktober, ya saben, ese reto de dibujar seguido por 31 días.

Pues bien, tenía pensado participar, pero el primer día me invadió la pereza de todos mis ancestros y decidí no hacerlo.

Lo de la pereza fue más bien una simple excusa. La verdad es que me comencé a dar palo yo mismo, pensando vainas del estilo: ¿va a perder tiempo en eso?, ¿qué le deja? ¡Revísese hombre! 

Uno siempre le sale a deber a uno mismo.

En estos días he pensado mucho en el deber ser de las cosas, de la vida de un adulto funcional y me estaba rayando la cabeza con el tema. 

Afortunadamente leí una publicación que me hizo cambiar de opinión con respecto a participar en Inktober. Decía así:

“Lo importante no es lo que tiene fecha.

Lo que dice el jefe.

Lo que me toca.

Eso, usualmente, es lo urgente.

Lo importante es lo que me sale del corazón

Es lo que quiero hacer.

Es lo que me ayuda a crecer.

Es lo que me alimenta."

Todo el tema me hizo acordar de un libro que leí sobre la muerte y los pacientes terminales. Cuenta que las personas en ese estado siempre se arrepienten de lo que no hicieron en vida.

La autora cuenta que todos llegamos al final de nuestras vidas con una mezcla de satisfacción y arrepentimiento por nuestras experiencias, y que el único momento en que se puede ajustar esa balanza es en el ahora, mientras tenemos fuerzas para hacer cosas; precisamente esas cosas que nos “alimentan”.

Luego de eso me acorde de una cita de la novela When Nietzche Wept:

Life is a spark between two identical voids, the darkness before birth and the one after death.” isn’t it strange how we are so preoccupied with the second void and never think upon the first?”

Entonces eso: La vida es solo un chispazo y toca aprovechar cada berraco segundo para hacer esas cosas que imprimen vida.