domingo, 4 de enero de 2015

Exponer

No había pensado escribir hoy aca en mí blog;  de repente me entraron ganas.  Lo dude un instante, y cuando comencé a sentir una ligera ansiedad al no saber si debía ver televisión, leer, escribir, prepararme un café, mirar pal techo o cualquier otra cosa, decidí hacerlo.  Escribir siempre me calma, porque borra cualquier sensación jarta que pueda estar experimentando.

Hace un par de días (Uno debería ser más preciso,  ¿no cree estimado lector?,  ¿Qué es o cuántos días se pueden considerar un par? Si uno se ciñe extrictamente a la frase deberían ser dos, tres ya no porque no es un número impar, pero si 4, 6, 8, etc. en fin) me leí un cuento del gran Millás, donde un tipo, sin ser alcohólico,  llegaba a un grupo de alcoholicos anónimos  y en el momento en que le tocaba hablar, inventaba una historia que le ocurría a menudo, donde veía a un hombre caminando por una ciudad y aunque no era él, el sabía que si lo era.  Al final, como se había dado cuenta que todos mencionaban algo relacionado con el alcohol en sus intervenciones, decía que para calmar sus ansías, se tomaba una copita de anís. 

Sería buenísimo poder llegar a algun lugar, un sitio donde a uno no lo conozcan y con un idioma extraño, no sé, diga usted Bukowina Tatrzanska, pueblo de Polonia, y que por alguna extraña razón uno en ese viaje sea un experto en el idioma local.

Entonces, cuando usted esté en un bar, o una reunión de alcohólicos anónimos, que bien podrían ser las dos en el mismo lugar, que alguien lo invite a subir a la tarima a hablar sobre lo que usted quiera.  Al estar en un lugar  donde nadie lo conoce (se supone que su acompañante de viaje se quedó en el hotel, debido a ese cansancio y modorra que no se debería experimentar en ningún viaje) usted podría exponer infinidad de situaciones, recuerdos, miedos, temores, ansías que lo atormentan, y así alivianar su cabeza un poco de todos esos temas que día a día le taladran la cabeza y que evita tocar en su ciudad con las personas que usualmente frecuenta, para no ser señalado y juzgado.

Exponer y exponerse ante el mundo tal cual como somos, otro arte que a todos nos falta dominar.