lunes, 26 de abril de 2021

Vestigios

Me gusta como suena esa palabra. Me parece antigua, elegante.

Hablando de palabras que suenan bien, otra de ellas es la palabra francesa Ganache, la crema pastelera de chocolate. Se podría decir que esa palabra no solo suena bien, sino que también lo sabe.

Pero mejor hablemos sobre vestigios. La palabra llega a mi cabeza, porque apenas me siento a escribir, mi atención recae sobre una taza de café, con vestigios de la bebida, y un recipiente de un flan de caramelo, empotrado encima de ella.

La taza se la robé a mi hermana hace unas semanas, cuando estuve en su apartamento, pues me llamó la atención. Tiene un dibujo de la torre Eiffel y palabras en francés a su alrededor : Von boyage, L’amour, parler vous, que cuando los lee alguien como yo, que no conoce el idioma, le parece que son vestigios de este.

Ya ven, debe haber una conexión entre la tasa de café y el ganache del que les hablé, pero bueno, eso dejémoslo para otro escrito.

Hay algo que me atrae de la tasa con el recipiente del postre encima, No sé precisar qué. Quizá la forma en que quedaron dispuestos, la manera en que la luz de la bombilla cae sobre ellos, en fin, algo que les da un aire especial.

El conjunto podría hacer parte de una exhibición de un museo de arte moderno. Una de esas piezas denominadas readymade o objet trouvé, objeto encontrado, como La Fuente (El urinario) que en su momento expuso Marchel Duchamp, bajo el seudónimo de R. Mutt, y que señaló el camino para el arte conceptual.

Arte o no, donaría mi pieza con gusto a un museo, y mi única condición sería que la placa que la acompañara tuviera como título Vestigios: Café y Flan, o mejor en francés Vestiges: Café et Flan.