viernes, 24 de julio de 2015

Hablar por hablar

Recuerdo que así se llamaba un programa de radio.  El formato consistía en recibir  llamabas a altas horas de la noche, de personas que quisieran hablar sobre lo que fuera.  A veces lo escuchaba; me parecía que la locutora era muy profesional y sabía como tratar con cualquier conversación, por más complicado  que fuera el tema.  A la larga las personas no hablaban solo por hablar, sino que  de verdad querían compartir algo que consideraban importante en sus vidas.

Hoy, en un café, un hombre entró y se encontró en la fila con una mujer, después del saludo para dar inicio a la conversación, él le  pregunto a ella ¿Qué más de cosas? ¿A que carajos hace referencia esa pregunta?   ¿Qué tipo de cosas? Claramente evidencia que no hay interés alguno de hablar con la otra persona y se plantea la pregunta como por salir de paso; el problema es que a la persona a quien se la hacen contesta cualquier vaina para así dar inicio el festival de hablar por hablar.

La pregunta es diferente al bien conocido y trillado  ¿qué más? pues este no encierra aires de seriedad y/o  grandeza, como lo hace la otra pregunta, además  ¿qué es una cosa?  ¿un sustantivo?  ¿una emoción?, no hay nada tan ambiguo como la palabra "cosa" y preguntarle a otra persona sobre las suyas, es como decirle "cuénteme cualquier cosa, valga la redundancia, desde algo supremamente importante en su vida o la pendejada más irrelevante de todas.

Tal vez por eso todo anda patas arriba, porque nos negamos a establecer un contacto realmente humano con los demás y sólo queremos conocer de afán sus "cosas", en una fila de banco, de un café o un supermercado.