jueves, 15 de noviembre de 2018

Mi musa

No quiero escribir nada acá. La anterior frase es falsa, pues si fuera cierta, estaría haciendo cualquier otra cosa en vez de esto. Me refiero a que quiero escribir sobre otro tema, uno que pensé hace unos días y que si no lo trabajo rápido se va a pudrir, razón por la cual alrededor de él, es decir, de ese pensamiento inicial que tuve, o bien tema, están revoloteando, como las moscas alrededor de un pedazo de carne putrefacto, otros pensamientos que ayudan a soportarlo. Tal vez no sea la mejor analogía para describir la situación, pues podría asumirse que esos pensamientos tipo mosca, junto con el de carne no tienen futuro alguno, pero la imagen de esos insectos fue la primera que me llegó a la cabeza. 

Le cuento esto, estimado lector, en pro del otro tema pues al no escribirlo, pero seguir pensando en él, es como ir escribiéndolo en la cabeza. Esperaría uno tener una musa bella, que dictara los textos frase a frase, de forma cariñosa, y con un ritmo hermoso, pero no, la mía es más bien díscola, aunque eso no le quita lo bella, sumado a que en ocasiones soy muy disperso: En medio de este y el primer párrafo, me dio por buscar algo en internet, que no tiene nada que ver con lo que tengo en mente. 

La ansiedad de escribir el otro tema se debe a que la musa, la mía para ser precisos, a menos que sea como una diosa a la que todos acudimos, se ha portado bien con él, pues desde que lo pensé me ha susurrado ideas que parecen tener conexión unas con las otras. No solo contenta con eso también sugirió el punto de vista para narrar, y me propuso una estructura para el texto. ¿Habrase visto tanta bondad con el que escribe? 

Me pregunto qué querrá, pues no nos digamos mentiras, nada es gratis en esta vida y todas nuestras interacciones, comerciales o emocionales, buscan algún tipo de beneficio propio, sin importar si somos el que da o el que recibe. 

De pronto es que se va de viaje, pues quiere descansar de mí, que tanto la molesto, pero a pesar de que la tengo cansada me guarda cierto afecto y por eso se ha portado bien conmigo, o de pronto es que espero un gesto "amable" de su parte; algo similar a esas veces en las que uno termina una relación y le exige a su nueva expareja un último beso que selle la despedida, sin importar lo mucho que nos vaya a rayar la cabeza semejante gesto tan mecánico y desprovisto de todo, en fin. 

Mejor me voy a escribir sobre el otro tema, antes de que mi musa me abandone del todo.