No suelo abandonar la lectura de un libro, y procuro terminarlos así me cueste un poco. Una vez en Authors Bookstore un librero me recomendó On the Road de Jack Kerouac, todo un clásico, según él. Lo compré entusiasmado, pero me pareció aburridor; igual lo terminé, y eso solo sirvió para que le cogiera más rabia al libro.
Hace un tiempo comencé a leer el asesino ciego de Atwood, también con mucha expectativa, pues un día en el que visité Bookworm, me puse a charlar con una mujer que estaba hojeando libros, y me dijo que era una novela increíble, la mejor de la escritora. Desde ese momento la tuve en mi radar de lectura hasta que por fin la compré a inicios de este año.
No niego que Atwood es una gran escritora y que su obra es mucho más que solo El cuento de la Criada, pero por alguna razón no me he podido conectar con la novela que estoy leyendo, a pesar de lo cuidadosa que es con el lenguaje y de la compleja estructura que tiene, que es algo de admirar.
Hoy, mientras hablaba con unos amigos, les pregunté que si ellos abandonaban lecturas. Varios dijeron que sí. Una de las respuestas fue que los libros pueden asemejarse a una película, una canción o una persona: si luego de entrar en contacto con la obra no hay feeling, lo mejor es marcharse.
Ricardo Silva dice que uno no debe insistir con la lectura si uno no ha conectado con el libro, sino simplemente pensar que no es culpa de nadie y seguir adelante, y que puede que uno se lo encuentre más adelante y le vaya mejor. Muy similar a lo que pensaba García Márquez: “el método más saludable es renunciar a la lectura en la página en que se vuelva insoportable.”
Hubo un comentario que resumió nuestra corta discusión; la persona que lo hizo también afirmaba que le había pasado lo mismo y que a pesar de lo importante del contexto y valor de libro, si no hay conexión y uno se obliga a leer, eso no deja nada más que letras amargas y el placer de leer pierde todo el sentido, que tiene casi todo que ver con sentirse a gusto.
A futuro le prestaré menos atención a las recomendaciones de libros que me hagan diferentes personas, por mucho que sepan o les haya encantado uno en particular.