Vuelvo al trabajo y tengo pereza. El fin de semana vi a varias personas, cargadas de positivismo, que salían hablando en video sobre los propósitos para el año nuevo, que debíamos hacer para alcanzarlos y no se queden en simples palabras. Los envidio, no sé como hacen para estar tan felices mientras yo tengo una pereza infinita en este martes con cara de lunes.
Por eso trato de evadir el trabajo mirando redes sociales, noticias, cualquier cosa que no tenga que ver con él y, de tumbo en tumbo virtual, caigo en una publicación con datos curiosos.
No sabía, por ejemplo, que cuando a alguien se le da un esfero nuevo para que lo pruebe, el 97% de las personas escriben su propio nombre. Parece que pertenezco al 3% restante porque siempre que compro un esfero negro de gel, mi favorito, hago cualquier garabato y nunca pienso en escribir mi nombre. Por otro lado. recuerdo que una vez en primaria, en una clase que por alguna razón me aburría, me puse a practicar mi firma, y en esa ocasión pensé: “Voy a repetirla muchas veces por si algún día tengo que firmar muchos cheques”. No ha llegado ese día. En verdad creo que lo que quería era firmar como mi Papá, quien tiene una firma estilizada como con caracteres góticos y cuya escritura requiere de todo un ritual.
Dice también el artículo que “Pretender no preocuparse es el hábito de alguien a quien le importa más”. Entonces yo, que tanto me vanaglorio de apostarle al arte del importa culismo, puede que, muy en el fondo, me preocupe más que cualquier persona, sobre todo esas que a cada rato dicen estar preocupadas. Uno nunca se termina de conocer.
Y así como esos hay otros datos curiosos, pero esos dos fueron los que más me llamaron la atención, porque ¿a quién, por ejemplo, le interesa saber que Ocultar el pulgar detrás de todos los dedos es un signo de nerviosismo que indica que la persona quiere pasar desapercibida en el grupo? ¿Quién anda pendiente de la posición de sus dedos pulgares?, que extraños somos, pero bueno, si de obsesiones y manías se trata hay gente para todo.