martes, 15 de enero de 2019

Friolero

Quiero escribir algo, pero mientras busco algún tema del que pueda extraer unas cuantas palabras, lo único a lo que le pone atención mi cerebro es a mis pies fríos. Hay días, como hoy, en que los siento helados. Muevo los dedos, procurando que la fricción contra la media, y la de esta contra el zapato los caliente, pero no sirve de nada, el frío gana la batalla. 

Esto se debe, supongo, a que soy friolento, palabra que para los de la RAE existe como friolero: Muy sensible al frio, aunque la verdad prefiero la primera, no sé, se me hace más sonora. 

Hace muchos años conocí a los hermanos Castillo, eran tres todos medio hippies con pintas al estilo Kurt Cobain. No sé como hacía Andrés, el de la mitad, pues cuando el buen hombre tenía clase temprano, salía de la casa en camiseta como si nada, como si  solo esa prenda de vestir y su mochila fueran lo necesario para conquistar el mundo, mientras que yo siempre salía abrigado, procurando que el frío no se me colara por ningún lado. Siempre he utilizado sacos gruesos por las mañanas, razón por la que quizá no he conquistado el mundo, pero ya ven ustedes que Andrés tampoco, aunque imagino que cada quien conquista el mundo a su manera, en fin.

Con Plazas, un amigo del colegio, ocurría lo mismo, siempre andaba en camiseta, como si el frío no le importara en lo más mínimo. Ahora que caigo en cuenta él también utilizaba mochila; quizás esa combinación: camiseta +  mochila, sea una especie de conjuro contra el frío o, de pronto, el frío le tiene  miedo a esos personajes de actitud altanera, que parece piensan: "Me importa un huevo el frío, a mí nunca me va a dar", y por eso se concentra en seres débiles como yo, que le huyen constantemente".

Una de esas tuercas que todos llevamos sueltas en la cabeza, me hace pensar que si me dejo golpear de forma prolongada por una corriente de viento, me voy a resfriar; de pronto todo el tema de no soportar el frío es psicológico, fijo mi atención tanto en el tema, que en vez de dejarlo ser, lo repaso en mi cerebro, cosa que hace que sienta que el frío nunca me abandona. 

Los pies continúan fríos. Ojalá se me pase rápido la sensación, porque a veces se prolonga y me es imposible dormir de esa manera, aunque tampoco puedo cuando se calientan mucho, así que sospecho que siempre me debo quedar dormido cuando se encuentran a una temperatura intermedia.