jueves, 29 de febrero de 2024

¡Aghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Es un grito de impotencia ante mi gran incapacidad de escribir algo.

Lo pego en este momento, minutos después de abrir un documento, y luego, sin ningún remordimiento, me puse a mirar twitter. Redes sociales del demonio que nos absorben como un ajugero negro.

Imagino que eso hacen los agujeros negros, no? absorber cosas del espacio. No sé. En momentos como estos que no se me ocurre qué escribir siento que no sé nada. Alguna vez escribí sobre agujeros negros, es decir, sobre un concepto de los agujeros negros que se llama Horizonte de sucesos. En ese entonces leí un artículo sobre ese tema, el término me evocó un par de imágenes y pude escribir algo; no como hoy que las palabras caen en la pantalla a punta de tropiezos.

Ese horizonte de sucesos que bien podía se el panorama que se tiene de la vida a futuro, hace referencia a la velocidad de escape de un objeto, es decir, la velocidad que una persona, hipotéticamente claro está, tendría que superar para escapar de la atracción gravitacional de un agujero negro, que son capaces hasta de tragarse la la luz. Es probable que en mi cabeza exista una especie de agujero negro, y apenas aparezca la mínima chispa de escritura dentro de ella, se la trage por completo.

Al finalizar el anterior párrafo llevaba 218 palabras, y si usted, querido lector, es fiel seguidor de este blog, sabrá que mi meta es escribir como mínimo 300. Entonces este viene a ser lo que bien podría llamarse un párrafo de relleno, uno en el que no concluyo nada. Dizque me gusta escribir y estoy sudando por terminar de sacar un puñado de palabras de ese agujero negro que tengo como cabeza, hágame el berraco favor. Que cosa extraña este impulso de escribir algo, lo que sea.