martes, 13 de mayo de 2014

Ángel caído

Una vez en un trabajo, ingreso a la compañia  un ingeniero que se llamaba Samael.  Siempre que oía mencionar su nombre, a mi mente llegaban el conjunto de palabras "Angel Caído".  Samael nunca se llevó bien con una amiga, y ella decía que si era caído, pero más bien "caído del zarzo"; frase cordial para no decirle bobo.

En la pasada fería del libro, en uno de los primeros pabellones que visite y mientras caminaba distraído, pensando, imagino yo, a cual stand dedicarle tiempo, sin darme cuenta quedé justo al final de una fila. "Perdón,  ¿estás haciendo la fila?" Fue la frase que interrumpió mis pensamientos y me trajo nuevamente al presente. 

Agaché mi mirada hacía el lado derecho, para ver a una niña de no más de 15 años, pelo negro, piel blanca y cara bonita, quien me miraba  fijamente.  Di un paso a un lado y le respondí "No, sigue".  Ella me sonrió. 

"¿Para qué es esta fila?" le pregunté mientras pensaba que, dependiendo de su respuesta, tal vez la haría o no.  "La niña, con una cara de emoción absoluta, abrió los ojos y me dijo "Es para una firma de autógrafos de Becca Fitzpatrick". " ¿Y quien es ella?" le pregunté despreocupadamente.  "¿ No la conoces?"  Obtuvo mi "no" como respuesta con tan solo ver mí cara de ignorancia absoluta respecto al tema. Ella empezó a hablar de nuevo, mientras sacaba de su maleta, para mostrarmelo, uno de  los libros de esa Escritora. "Es la autora de la saga Hush Hush". "Ahh... ¿y sobre que trata?" pregunté nuevamente. "Sobre Angeles caídos y esas cosas."

Inmediatamente pensé que si "esas cosas" a las que ella se refirió tan naturalmente, son tan obvias para el resto del  mundo como parecen serlo.  También, por lo de los ángeles caídos, me acordé de Samael y sonreí.

 La verdad nunca me he sentido atraído por ese tipo de literatura paranormal de ángeles, vampiros, licántropos, brujas, etc. Pero me gusta que la gente joven le esté dedicando tiempo a la lectura gracias a esos autores.  En Colombia este fenomeno se puede ver con los libros de la escritora Carolina Andujar.  No importa, en el buen sentido, que los niños disfruten este tipo de literatura; igual no soy nadie para decir que deben leer, cuando todavía me hacen falta tantas de esas "lecturas obligatorias".  Aplaudo a dichos autores y ojalá sigan haciendo ese buen trabajo de conducir a los más jóvenes hacia la lectura.