Es tarde, pero me enganchó en un capítulo de una serie. En él, llevan a una mujer a reconstruir la escena de un crimen. En una escena anterior el personaje relata un sueño recurrente en el que intenta gritar pero no le sale la voz.
Me da un ataque de hambre repentino y caigo en cuenta de que no comí nada, así que pongo el capítulo en pausa y me voy a preparar una salchicha con pan francés. Pienso en eso de que uno no debe comer tan tarde, pero el hambre espanta mis dudas.
Decido acompañar el snack nocturno con un vaso de jugo de mandarina, y cuando llegó al cuarto me meto en la cama y le pongo play al capítulo. La escena es tensionante, y ahora, al igual que en el sueño de la mujer, a ningún personaje le sale la voz. “ ¿Qué ocurre?” me pregunto, y luego de unos segundos, imagino que la mudez de los personajes fue idea del guionista, un efecto dramático para resaltar el desconcierto de la protagonista, su tristeza y desolación, en general, la agitación emocional con la que carga.
La escena está a punto de acabar y todos siguen sin hablar. Luego comienza otra con otros personajes y supongo que algo está mal.
Tomo el control y le subo el volumen, que está completamente en 0, al televisor. Ese efecto dramático en el que había pensado, lo causé yo mismo, cuando llegué con mi merienda nocturna y sin querer me apoyé en el control hasta que le quité todo el volumen al televisor.