martes, 28 de junio de 2022

Razones para no leer

No creo que existan, pero tampoco se debe ser tan romántico con la lectura, es decir, es posible que un escenario como ese ocurra. Cualquier cosa puede ocurrir luego de poner el punto que finaliza este párrafo, por ejemplo.

Hay personas que hablan de bloqueos de lectura. De repente, por diferentes motivos no se puede volver a leer por un tiempo, por más que se intente hacerlo.

Afortunadamente es algo que nunca me ha pasado. Este año tuve un momento en el que iniciaba un libro tras otro y los abandonaba luego de leer tan solo un par de capítulos, pero solo porque no me enganchaban, y bajo la premisa de que la vida es muy corta para leer por obligación, por cumplir con una estadística o sin ningún tipo de ánimo.

En ese entonces pensé: "¿será mi primer bloqueo lector?". Pero llegó Isabel Allende a salvarme con Paula y me curó de un trancazo mi crisis de lectura; fue como si me hubiera inyectado ese libro por medio de una inyección intravenosa.

Pienso que sería muy difícil, o más bien aburridor, vivir sin leer, e imagino que en uno de los días de la semana de la creación del universo, Dios dedicó un tiempo especial para inventarse la lectura, pues es, pienso, el origen de muchas cosas buenas.

También se me ocurre que podría obligarme a no leer, como cuando Doris Lessing se obligó a no escribir para ver qué sucedía. La escritora cuenta que cuando hizo ese experimento tuvo muchos problemas. Creo que no me sienta bien no escribir: me pongo de muy mal humor. La escritura te da una especie de equilibrio, dijo en una entrevista.

Seguro me pasaría lo mismo que ella y no podría prolongar esa conducta por mucho tiempo, Además, ¿para que cortar lo que le hace bien a uno?

Lessing también decía que la escritura le servía para pasar su locura a otra gente, puedo rebotarla fuera de mí. Imagino que, de cierta forma, la lectura también permite hacer eso.